Una diputada británica describe sin ahorrar detalles los insultos que sufre en las redes

La diputada escocesa Mhairi Black fue especialmente precisa en su intervención en un debate sobre misoginia y abusos a mujeres que tuvo lugar en una de las salas principales de la Cámara de los Comunes. Habló de los insultos de todo tipo que recibe en internet y redes sociales, pero no en términos generales. Quiso que quedara constancia en vídeo y en la transcripción oficial del registro parlamentario lo que tiene que soportar una mujer que se dedica a la política.

Black, del SNP, tiene 23 años y es la diputada más joven del Parlamento.

«La misoginia se encuentra por todos los sitios en nuestra sociedad hasta el punto de que no la percibimos al estar totalmente normalizada, porque no se denuncia. Algunos se sentirán incómodos con el lenguaje gráfico que voy a usar, pero no voy a diluir la realidad en un asunto tan importante.

Estoy acostumbrada a sufrir abusos en el mundo digital. Habitualmente, me llaman niño pequeño, y dicen que llevo puestos los trajes de mi padre. Mis colegas y yo nos reímos, es la forma que tengo de afrontarlo. Buscamos los mejores insultos, y así nos reímos, pero me resulta difícil encontrarle la gracia a que me llamen de forma sistemática dyke (término insultante para referirse a una lesbiana), retrasada, guarra, puta desaliñada. Me han dicho: ‘No se puede poner pintalabios a un cerdo’ y «dejad a esa puta sucia que coma mierda y se muera’.

Podría rebajar algo de esto al hablar de la palabra que empieza por C, pero la realidad es que no hay nada de ligero cuando se refieren a mí con estas palabras. Tengo que leerlas en mi pantalla un día tras otro. Alguien dijo: ‘Necesita que le den una patada en el coño’.

[Se refiere a la palabra cunt, probablemente el peor insulto que se puede utilizar en inglés, al menos en Reino Unido. Es una forma vulgar de referirse a los genitales femeninos y como insulto podría traducirse como ‘puta estúpida’, pero en inglés suena peor.]

Me han llamado ‘guttural cunt’, ‘ugly cunt’ y ‘wee animal cunt’.  No hay forma de diluir de qué forma sexualizada y misógina suena esto.

Me han dicho en múltiples ocasiones que no tengo que preocuparme porque soy tan fea que nadie querría violarme.

Estos insultos están hechos pensando en mí porque soy una mujer. Podemos engañarnos y pensar que estos comentarios vienen de unas pocas personas anónimas en Twitter pero no es así. Este es el lenguaje de todos los días. Soy consciente de que todos aquí están incómodos oyendo estos insultos, yo me siento incómoda leyéndolos, sin embargo, hay gente que se siente cómoda utilizando estas palabras cada día. Cuando no se cuestiona ese lenguaje, acaba siendo normalizado, y crea el escenario que permite someter a las mujeres a todo tipo de abusos».

Resulta revelador y decepcionante que varios medios eligieran como titular de la noticia el hecho de que Black es el primer parlamentario que utiliza la palabra cunt en el Parlamento (en realidad, escribieron «the C-word»), lo que es cierto. Pero más importante es que Black y otras parlamentarias son víctimas de esos abusos verbales cada día.

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