Los periodistas de Telemadrid serán los primeros en probar la versión de la libertad de Díaz Ayuso

Isabel Díaz Ayuso siempre ha dicho que su admiración hacia Esperanza Aguirre no conoce límites. Ahora tiene la oportunidad de emularla en relación al control de Telemadrid. Después de una legislatura de dos años en la que no pudo aprobar ninguna ley, excepto una reforma parcial de la ley del suelo, su victoria en las elecciones le permite ahora intentar recuperar el tiempo perdido. Lo primero es lo más urgente, lo que no puede esperar a después del verano. ¿Medidas sobre la pandemia? ¿Sobre el empleo? ¿Un nuevo presupuesto? No. Este lunes, el PP ha presentado en la Asamblea un proyecto para sustituir a la cúpula directiva de la radiotelevisión pública madrileña. Por el método de lectura única. El más rápido.

Aguirre llevaba mucho tiempo avisando a Ayuso de que tenía que hacer algo al respecto. «La atacan todos los medios de comunicación. ¡Todos! No tiene ni Telemadrid, que es ‘podemita’ a muerte», dijo la expresidenta de Madrid en 2020. La obsesión venía de antes. En 2018, montó un buen número en el programa ‘Buenos Días, Madrid’ en 2018. A Aguirre le molestaron las preguntas que le hicieron la presentadora y sus colaboradores. «Coja su escaleta y mire al mismo tiempo las portadas de los periódicos de hoy. Verá que en ningún sitio sale lo que habéis preguntado aquí. ¡Es el colmo!». Periodistas haciendo las preguntas que creen oportunas. Dónde se ha visto eso.

Las preguntas a los políticos del partido en el poder suelen ser uno de esos termómetros que delatan a aquellos gobernantes que no quieren sorpresas en directo. Aguirre, a la que no se puede negar que siempre fue muy transparente, lo demostró en septiembre de 2006 cuando le dijo a Germán Yanke, presentador del informativo nocturno de Telemadrid, que «creo que usted compra el discurso de nuestros adversarios» con sus preguntas.

Semanas después, Yanke dimitió al saber que la cadena pretendía imponerle cambios que afectaban a algunos de sus colaboradores en pantalla. «Querían dar un vuelco al programa y constatar hasta qué punto, por permanecer al mando, estaba dispuesto a bajarme los pantalones», explicó el periodista años después.

El director general de la cadena era Manuel Soriano, que había contado con el currículum perfecto para ese cargo. Había sido director de comunicación del Ministerio de Educación cuando Aguirre era ministra y del Senado cuando ella lo presidió. Al verse obligado a dimitir después de recibir una denuncia por acoso sexual a una secretaria, pasó a presidir el Consejo de Administración de la empresa pública. Con todo lo que había hecho por la presidenta, no podían dejarlo tirado.

Soriano es conocido por haber enviado antes de su emisión a Aguirre una copia del programa especial sobre el 11M coproducido por El Mundo, el periódico que defendió la teoría de la conspiración sobre la autoría del atentado, con un mensaje con el que pretendía comunicarle que podía estar tranquila. «Querido Regino. Te mando la primera parte del documental que daremos el jueves y el viernes en ‘prime time’. Pásaselo a la presidenta. Creo que ha quedado bastante bien cinematográficamente e… ideológicamente». El destinatario era el jefe de gabinete de Aguirre.

Fue la pandemia la que convenció a Díaz Ayuso de que debía empezar a desgastar a la dirección de Telemadrid, elegida en la época del Gobierno de Cristina Cifuentes –cuando el PP no tenía mayoría absoluta– por una mayoría reforzada en la Asamblea para un periodo de seis años. En un momento de riesgo máximo, la propaganda es un elemento insustituible. «Podría decir que soy la única presidenta autonómica y del Gobierno de España que tiene una televisión que le es crítica. Y yo en eso no tengo ninguna objeción», dijo en febrero de 2020.

Sí las tenía, como demostraban los ataques que hacían en esas mismas fechas los diputados del PP a su director general, José Pablo López, en los órganos de control parlamentario. La guerra ya se había declarado. Comenzó no mucho tiempo después de que Miguel Ángel Rodríguez se convirtiera en jefe de gabinete de Ayuso.

Rodríguez se ocupó de la labor que ya ejerció con mano de hierro en el primer Gobierno de José María Aznar. Advertir a los medios de comunicación de que no toleraría otra cosa que la adhesión más absoluta. No poder dar órdenes directas a Telemadrid le suponía una angustia considerable.

«Hay una cosa importante aquí, yo no trabajo para el Gobierno, trabajo para la Administración pública», respondió López a las declaraciones del PP. Había sido antes director general de 13tv, donde no se puede decir que abunden los periodistas de izquierda. Frente a la acusación de Aguirre de que Telemadrid es «podemita», Podemos se abstuvo en el nombramiento de López, que fue refrendado por los votos de PP, PSOE y Ciudadanos.

La alternativa empleada para acosar a López fue negarse a renovar el contrato programa que establece la financiación del medio como servicio público. La asfixia financiera podía llevar a la empresa a sufrir pérdidas y tener que endeudarse, lo que hubiera justificado la destitución del equipo directivo según marca la ley autonómica.

Antes de las elecciones, Ayuso aceptó firmar el acuerdo. Si la radiotelevisión se veía forzada a despedir trabajadores para reducir el gasto de personal y cumplir con el equilibrio presupuestario, el Gobierno tendría que asumir su responsabilidad. Con las buenas perspectivas que daban las elecciones, era mejor esperar a tener la mayoría que le sirva para cambiar la ley, como ocurrirá ahora si el PP cuenta con el apoyo de Vox.

La baza de las pérdidas económicas o de audiencia en Telemadrid no le ha funcionado a Ayuso. La cadena sufrió una notable pérdida de share durante los gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González hasta convertirse en irrelevante en cuando a influencia informativa. Los últimos años han sido mucho mejores. La televisión autonómica cerró 2020 con un share del 6,3%, su mejor dato desde 2011.

De sus 30 emisiones más vistas el año pasado, 27 correspondieron al programa Telenoticias, lo que demuestra el arraigo de la cadena durante la pandemia, un tiempo de gran consumo de noticias. Su página web tuvo un crecimiento del 63% y fue la más vista entre las webs de las televisiones autonómicas, según la empresa. Telemadrid dice ser la televisión más barata de España y de Europa con un coste por habitante de 11,2 euros al año.

Para Díaz Ayuso y Rodríguez, lo barato sale caro en cuanto a capacidad de control de la televisión pública. «La libertad de prensa y el trabajo responsable de los medios de comunicación hacen más fuerte a una democracia», dijo Ayuso en 2019. En la última campaña no dejó de afirmar que su candidatura era la única forma de defender la libertad en Madrid. Los periodistas de Telemadrid van a descubrir muy pronto cuánto valora la presidenta su libertad. Sólo tendrán que medir lo que quede de ella después de la aprobación de la nueva ley.

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