Netanyahu rentabiliza el asesinato de Foley

Un periodista norteamericano es decapitado por un enmascarado negro. Se difunden imágenes que provocan horror y furia en los países occidentales. ISIS controla amplias zonas de Irak y es la principal fuerza insurgente en la guerra de Siria. ¿Qué supone todo eso para el Gobierno de Israel?

Una oportunidad magnífica.

La propaganda israelí se apresta a sacar beneficio de la situación ahora que la imagen de su Gobierno en Europa está en uno de los puntos más bajos tras la operación de castigo contra Gaza y la muerte de centenares de civiles.

Netanyahu utiliza su propia cuenta de Twitter en la campaña (con la imagen incluida de Foley pocos momentos antes de ser asesinado) para sostener un argumento desdeñado por la mayoría de los expertos. Incluso si uno examina las cuentas de partidarios de ISIS no es extraño encontrar insultos a los Hermanos Musulmanes egipcios y a Hamás a los que suelen tachar de «demonios» o «Shaitán». Cualquier lucha nacional, aunque se haga en nombre del Islam, es anatema para los yihadistas sirios e iraquíes que aspiran a imponer un régimen de terror en todo el mundo islámico por encima de sus fronteras.

Netanyahu pretende que eso que se ha llamado la «guerra contra el terrorismo» pase a ser una guerra contra el Islam, y que Israel reciba la distinción de ser la vanguardia de Occidente en la contienda. Evidentemente, en ese caso los crímenes cometidos en nombre de Israel pasan a ser el duro precio que hay que pagar para hacer frente a una amenaza global.

No es una iniciativa nueva en la política israelí, pero no suele ocurrir que un primer ministro se rebaje al extremo de utilizar de esta manera el cadáver de un periodista como mercancía propagandística.

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Se lo han pensado mejor. Tras recibir unas cuantas críticas por el uso de la imagen de Foley y su asesino, unas horas después han eliminado esa foto del tuit.

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