The New Yorker descubre los límites del marketing en el periodismo

Hay un límite en el intento de los grandes medios de comunicación de intentar seguir siendo relevantes en el debate de los grandes asuntos políticos. Parece que ya no es suficiente con poner un buen producto informativo en el mercado para que la gente lo compre con la intención de estar bien informado. Ahora también hay que crear grandes eventos con los que fortalecer la marca. Y la materia prima suele ser la entrevista o un debate con varios participantes en los que un periodista de la casa lleva la iniciativa.

The New Yorker, un clásico del periodismo norteamericano, ha organizado uno de esos eventos. Uno de los platos fuertes es una entrevista de su director, David Remnick, a Steve Bannon, exconsejero de Trump en la Casa Blanca y la figura más conocida de la nueva ultraderecha norteamericana (el director de The Economist ya le entrevistó en un foro similar en marzo, y les gustó porque le anuncian otra vez para septiembre).

Será el 5 de octubre y durará 90 minutos. El precio de la entrada es de 59 dólares. Es de suponer que Bannon cobrará una cantidad de varios miles de dólares por su asistencia, al igual que el resto de invitados.

La reacción entre muchos lectores y suscriptores de la revista ha sido fulgurante. Están indignados por que se haya concedido un escenario de tanta calidad al defensor más conocido de las ideas xenófobas y ultranacionalistas que se han difundido en EEUU gracias a la Administración de Donald Trump (sin contar al presidente, claro).

No es que Bannon sea ahora una figura política importante. Tuvo que dejar la Casa Blanca y también el medio digital Breitbart, y además perdió el apoyo económico de la familia multimillonaria Meyer cuando se supo que pretendía montar una campaña nacional contra todos los congresistas republicanas que no adoptaran sus ideas. Desde entonces, la capacidad de Bannon de marcar el camino de la política norteamericana ha quedado muy reducida.

Una entrevista no tiene por qué ser un espacio de publicidad gratuita para el entrevistado. Seguro que un periodista veterano como Remnick puede hacerle las preguntas adecuadas y cortarle si empieza a mentir. A la vieja pregunta ¿entrevistarías a Hitler, Bin Laden o Charles Manson? (o la persona más odiosa que te imagines), la respuesta sólo puede ser sí.

Sí, bajo ciertas condiciones. No es lo mismo si es para prensa o para televisión. No es lo mismo si la escribes en estilo directo o indirecto. No es lo mismo si el entrevistado puede tomar directamente decisiones que afecten a la vida de la gente o ya sólo puede dar opiniones. Hay toda una serie de factores que pueden influir en la decisión, sabiendo además que recibirás fuertes críticas y quizá no tengas respuestas convincentes para todas.

«Tengo toda la intención de hacerle preguntas difíciles y entablar una conversación seria e incluso combativa», ha explicado Remnick.

Nadie lo duda, como tampoco que un festival de entrevistas y debates es también una oportunidad comercial para la revista para continuar siendo relevante en el competitivo mercado de la comunicación. Es decir, forma parte del negocio.

El tema de la entrevista, según The New Yorker, es la «ideología del trumpismo». Bannon no es el único que puede hablar del tema, sí probablemente el que estaba disponible. En la presentación que incluye un breve perfil suyo, se dice que actualmente dirige una fundación que promueve «el populismo y el nacionalismo económico», una forma muy benevolente de describir sus ideas.

Como dice Xeni Jardin, Bannon ha viajado a Europa para montar una cabeza de puente para sus ideas racistas. En Francia, en un acto con Marine Le Pen, dijo: «Dejadles que os llamen racistas, xenófobos, nativistas, homófobos, misóginos, llevad eso como una insignia honorable».

Cuando alguien dice algo así en tono de orgullo, ¿qué más preguntas necesitas hacerle en un acto público a 59 dólares la entrada?

El acto de The New York dura tres días y cuenta con otras muchas personalidades conocidas: Haruki Murakami, Zadie Smith, Jim Carrey, Emily Blunt, Jimmy Fallon y otros. Algunos se lo van a pensar ahora dos veces. De hecho, Carrey ya se lo ha pensado.


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Unas pocas horas de tormenta en Twitter y el anuncio de algunas cancelaciones por los invitados han hecho que Remnick se lo piense mejor y ha retirado la invitación a Bannon.

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