ISIS sufre en Palmira una de sus mayores derrotas en Siria

palmira

La primera ofensiva a gran escala del Ejército sirio contra ISIS está muy cerca de conseguir sus objetivos en la zona de Palmira. La agencia pública siria ha informado que el Ejército controla ya la ciudadela, la zona donde se encuentran los restos arqueológicos de la antigua ciudad, y que ha tomado varias de las colinas que rodean la localidad desde el noroeste.

La imagen de arriba corresponde a un vídeo tomado por fuentes rusas con un dron y subido este viernes.

Las informaciones que llegan, no sólo de fuentes oficiales sirias, indican que ISIS no había renunciado a esta zona por más que sus posibilidades de continuar hacia el sur eran escasas o inexistentes. Sus miembros atrincherados recibieron refuerzos desde Raqqa, que fueron presa fácil para los aviones rusos. A pesar del anuncio de Putin de una retirada parcial de sus fuerzas en Siria, los aviones que permanecen allí han sido decisivos para destruir a los yihadistas que defienden Palmira e impedir que recibieran ayuda desde fuera de la ciudad.

La noticia de la muerte de un integrante de las Fuerzas Especiales rusas en el cerco de Palmira demuestra hasta qué punto Moscú ha estado implicado en esta ofensiva. La versión oficial es que su función era marcar los objetivos a los aviones. Otra posibilidad es que haya soldados rusos combatiendo sobre el terreno, junto a soldados sirios y milicianos de Hizbolá.

Este mapa indica que el avance militar sirio ha rodeado casi por completo a las fuerzas de ISIS y tomado el aeropuerto de la ciudad, cuyo nombre en árabe es Tadmor. Si esa noticia se confirmara, y si no ha ocurrido ya, se producirá en los próximos días, esas pistas de aterrizaje podrán ser utilizadas para acercar a los aviones al próximo frente de batalla.

Será una de las mayores derrotas de ISIS en territorio sirio, sobre todo por lo que significa a partir de ahora. El probable avance de las fuerzas sirias hacia el este, una vez que la zona de Palmira esté asegurada, tendrá como objetivo la ciudad de Deir Ezzor –la séptima del país antes de la guerra– donde fuerzas del Gobierno y del ISIS combaten desde hace meses.

En el inicio de su intervención militar directa en la guerra siria, los aviones rusos se centraron en la zona oeste del país, en especial en la provincia norteña de Idlib, donde el Ejército sirio había sido expulsado en los meses anteriores por una coalición de grupos insurgentes dirigida por Al Nusra, el grupo ligado a Al Qaeda. Por entonces, los ataques aéreos rusos contra ISIS se limitaban a algunos bombardeos de Raqqa que no tenían un valor militar significativo. En febrero los ataques se centraron en la provincia de Alepo.

Esa era la prioridad para el Gobierno sirio por la amenaza a la provincia costera de Latakía y la posibilidad de que supusiera el comienzo del avance de los insurgentes hacia el sur, es decir, hacia Damasco. Una vez cumplida esa misión, el Gobierno sirio se siente lo bastante fuerte como para atacar directamente una población ocupada por ISIS.

La ofensiva de Palmira ha coincidido con los días posteriores al atentado de Bruselas. Esa matanza ha hecho que vuelvan las informaciones y comentarios sobre la amenaza que supone ISIS en Europa, olvidando que los yihadistas no dejan de sufrir derrotas en territorio sirio desde comienzos de 2015.

Fue su control sobre amplias zonas de territorio sirio e iraquí lo que permitió al ISIS declarar un «califato» y desarrollar un discurso que le legitima a ojos de los que creen que el Islam está en guerra. Es posible que como fuerza militar sus días estén contados y que sólo le quede el recurso del terror contra la población civil en Europa y Oriente Medio. Este mismo viernes, un atentado suicida ha matado a 29 personas en un estadio campo de fútbol en la ciudad iraquí de Iskandaría, a 70 kilómetros al sur de Bagdad. Habrá más atentados como esos, pero sólo con el terror ISIS no podrá conseguir sus objetivos, a menos que los gobiernos que sufran los ataques decidan convertirse en aliados involuntarios de los yihadistas.

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Había escrito que el atentado en Irak se había producido en un estadio de fútbol. En realidad, fue después de un partido de fútbol aficionado organizado por una milicia chií, según el NYT. La explosión se produjo cuando se iban a entregar los trofeos.

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