La escoria humana Jang y otros pecados desviacionistas

La noticia de la ejecución de Jang Song Thaek (en adelante, el traidor Jang), tío de Kim Jong Un, nos permite examinar de cerca la forma en que un régimen como el norcoreano justifica la eliminación de una de las figuras más importantes del Gobierno. Aquí la puerta giratoria lleva directamente al patíbulo. Por lo que se ve en la prolija descripción de las actividades ilegales del  el traidor Jang, parece mentira que tardaran tanto tiempo en pillarle. Evidentemente, no faltan las referencias a la conducta depravada. Es algo típico en las purgas que se sugieran conductas inmorales de cintura para abajo.

Con razón había tanto interés en Pyongyang a esta noticia.

Esta es la traducción oficial al español de la nota difundida por la agencia norcoreana de noticias:

Pyongyang, 13 de diciembre (ACNC) — Cuando estremecen todo el país los gritos de indignación del ejército y el pueblo de la República Popular Democrática de Corea quienes reclaman la severa sentencia de la revolución a los fraccionalistas antipartidistas y contrarrevolucionarios desde que supieron la información sobre la reunión ampliada del Buró Político del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, tuvo lugar el 12 de diciembre el juicio militar especial del Ministerio de Seguridad Estatal (MINSEE) de la RPDC sobre el traidor Jang Song Thaek.

El juicio realizó la pesquisa sobre los crímenes del acusado que siendo caudillo de la fracción de versión moderna, formó su secta agrupando a las fuerzas malsanas durante largo tiempo y cometió el complot de derrocamiento del Estado con intrigas y métodos sucios con la ambición de usurpar el máximo poder de nuestro partido y Estado. 

Todos los crímenes de Jang acusados en el juicio han sido probados y reconocidos por él.

Fue leída la sentencia de la corte militar especial del MINSEE de la RPDC. Cada frase del veredicto significó el castigo severo de los indignados militares y habitantes coreanos sobre Jang, fraccionalista antipartidista y contrarrevolucionario, ambicioso político y conspirador.

El acusado es el traidor a la patria de pésima calaña que cometió actos fraccionarios contra el partido y la revolución con el propósito de derrocar la Dirección del partido y el Estado y el régimen socialista.
Desde hace mucho tiempo, Jang ha sido nombrado en cargos importantes del partido y el Estado gracias a la alta confianza política del Presidente Kim Il Sung y el Dirigente Kim Jong Il y recibió más que nadie las benevolencias dispensadas por estos Generalísimos.

En particular, ascendió al cargo más alto y recibió la confianza más grande que antes en la época del Mariscal Kim Jong Un.

Fueron demasiadas para él la confianza política y las benevolencias de los grandes hombres del monte Paektu. Responder con obligación moral a la confianza y pagar con fidelidad las benevolencias es la ética elemental del ser humano.

Pero, la escoria humana Jang traicionó la gran confianza y amor paternal del partido y el líder y perpetró imperdonables actos traidores. Aunque tenía desde hace mucho tiempo la sucia ambición política, ese tipejo no se atrevió a actuar con prepotencia cuando estaban vivos los Generalísimos y se limitó a portar con hipocresía y dos caras.

Pero, comenzó a exponer su naturaleza verdadera pensando que llegó su tiempo en el actual período histórico de cambio de las generaciones de la revolución.

Cuando se discutió el asunto importante de elegir al Mariscal Kim Jong Un como único sucesor del Dirigente Kim Jong Il según el unánime deseo y voluntad de todo el partido, todo el ejército y todo el pueblo, Jang cometió el imperdonable crimen traidor de obstaculizar de una manera u otra el problema de sucesión de la dirección.

Al fracasar su astuto intento, en la histórica III Conferencia del PTC fue anunciada la resolución sobre la elección del Mariscal Kim Jong Un como Vicepresidente de la Comisión Militar Central del PTC según la voluntad general de todos los militantes del partido, los oficiales y soldados del Ejército Popular de Corea y los habitantes.

En aquel momento cuando la sede de esa conferencia hervía de aclamaciones y aplausos, Jang se levantó a desganas de su asiento y aplaudió sin querer y esta conducta grosera había causado gran indignación de nuestros militares y habitantes.

Jang reconoció que se portó así en aquel momento pensando que si se consolida la base de dirección y mando sobre el ejército del Mariscal, se creará gran obstáculo para la usurpación del poder del partido y el Estado.

Después del fallecimiento tan repentino, temprano y lamentable del Dirigente Kim Jong Il, Jang comenzó a moverse en etapa crucial para realizar su añejada ambición del poder.

Aprovechando la oportunidad de acompañar a menudo al Mariscal en la dirección sobre el terreno, Jang intentó sembrar ilusiones de sí mismo demostrando al interior y exterior que él es figura especial emparejada con el Mariscal.

Para agrupar a los reaccionarios que usaría él en el derrocamiento de la Dirección del partido y el Estado, ubicó con métodos astutos en los departamentos del CC del PTC y las unidades adscritas a los elementos malsanos y extraños que habían sido destituidos por haberle adulado y seguido rehusando las instrucciones del Dirigente.

Cuando trabajaba en el sector de trabajo con la juventud, Jang causó enormes perjuicios al movimiento juvenil del país colaborando con los sobornados por los enemigos y los traidores.

Aun después de que fueran descubiertos y liquidados esos tipejos según la medida rotunda del partido, Jang siguió andando con sus acólitos y los infiltró en cargos importantes del partido y el Estado.

Desde la década de 1980, cada vez que se cambiaba su cargo, se llevaba siempre al adulón Ri Ryong Ha, quien había sido destituido por el acto fraccionalista de rechazar la dirección única del partido, y lo ascendió gradualmente hasta al cargo de primer subjefe de departamento del CC del PTC.

Con métodos astutos, ubicó en unos años en su departamento y las unidades adscritas a sus hombres cercanos y aduladores que habían sido expulsados por el grave incidente contra la dirección única del partido.
El acusado agrupó en torno de sí mismo a los tipejos con antecedentes delictivos y malos y los quejones y devino la figura intocable en ellos.
Al aumentar en gran escala los aparatos de su departamento y unidades adscritas, intentó extender sus garras en los ministerios y órganos centrales tomando el control de las labores estatales en general y convirtió su departamento en un intocable «reino pequeño».

Impidió atrevidamente la construcción del mural de mosaico de los Generalísimos en la Fábrica de Azulejos Taedonggang y el monumento a sus instrucciones dadas durante su visita de orientación.

Al cabo de desaprobar la unánime propuesta de los oficiales y soldados de una unidad del Ejército de Seguridad Interior del Pueblo de Corea de grabar en el granito natural el mensaje autógrafo enviado por el Mariscal e instalarlo frente al edificio de la comandancia de la unidad, la aceptó finalmente a desganas y les obligó a colocarlo en una esquina sombría.

Jang perpetró en el pasado los actos antipartidistas que niegan sistemáticamente la línea y la política del partido, voluntad organizada del PTC, lo cual fue la manifestación de su malsano intento de crear ilusiones y culto a sí mismo al hacer creer que él es figura especial capaz de invertir los asuntos y las orientaciones decididos por el partido.

Para sembrar ilusiones de sí mismo, repartió a sus lacayos los materiales preparados por los militares y habitantes con su fidelidad y devoción hacia el partido y el líder.

Como resultado, los adulones y los seguidores infiltrados en el departamento y las unidades adscritas llamaban a Jang como «camarada no.1» e para congraciarse con él, hicieron todo lo posible hasta rehusar la indicación del partido.

Al establecer en su departamento y sus órganos el heterogéneo sistema de trabajo de apreciar más sus palabras que la orientación del partido, hizo a sus acólitos y seguidores cometer el acto contrarrevolucionario de desobedecer la orden del Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea.

Las fuerzas armadas de la revolución no perdonarán jamás a los que desacaten la orden del Comandante Supremo y sus cadáveres no tendrán sepultura siquiera en esta tierra.

Partiendo de su ilusión irrisoria de ocupar el cargo de premier como primera etapa de la usurpación del máximo poder del partido y el Estado, Jang intentó inhabilitar el Consejo de Ministros subordinando a su departamento todos los sectores claves de la economía nacional y llevar así a la catástrofe irrecuperable la economía nacional y la vida del pueblo.

Despreciando el nuevo sistema de aparatos estatales establecido por el Dirigente Kim Jong Il en el primer período de sesiones de la X legislatura de la Asamblea Popular Suprema, subordinó a su mando los órganos de supervisión y control adscritos al Consejo de Ministros.

Gestionando a su antojo todos los asuntos sobre los aparatos, encargados anteriormente por el Consejo de Ministros, inclusive el de organizar y disolver los comités, ministerios, órganos centrales, los de nivel provincial, urbano y distrital, el de organizar las unidades de comercio y adquisición de divisas y los aparatos en el extranjero y el de aplicación de salarios. De esta manera, impidió que el Consejo de Ministros cumpliera su función y papel como comandancia económica.

Intentó presentar al partido el informe falso sobre el asunto relacionado con el aparato de control estatal de las construcciones sin debatirlo siquiera con el CM y el ministerio competente.

Cuando los funcionarios correspondientes habían presentado la justa opinión de que eso violaba la ley de construcción elaborada por los Generalísimos, Jang replicó: «si es así, enmienden esa ley».

Al perturbar abusando del poder el sistema de trabajo de la construcción urbana establecido por los Generalísimos, convirtió en unos años las bases de construcción y de producción de sus materiales casi en ruinas y debilitó astutamente las filas de técnicos y obreros calificados de las unidades vinculadas.

Además, obstaculizó intencionalmente la construcción de la ciudad de Pyongyang entregando a sus súbditos las unidades importantes de construcción para los fines comerciales.

Hizo a sus acólitos vender desmesuradamente el carbón y otros valiosos recursos subterráneos del país.

Engañados por los intermediarios, sus acólitos contrajeron muchas deudas y bajo el pretexto de pagarlas, Jang cometió sin vacilación alguna el acto traidor a la patria de vender en mayo pasado a otro país por un plazo de 50 años el terreno de la zona económica y comercial de Rason.

En 2009, instigó al traidor Pak Nam Gi a emitir excesivamente cientos de miles de millones de moneda nacional, de modo que se crearan gran disturbio económico e inquietud entre la población.

Para obtener los fondos necesarios a la realización de su ambición política, Jang fomentó las labores lucrativas bajo varios rótulos y dedicándose a los actos injustos y corruptos, se puso en la delantera de divulgar en nuestra sociedad el vicio de vivir relajado e indisciplinado.
Vino recogiendo los metales preciosos desde el tiempo de construcción de la avenida Kwangbok en la década de 1980.

Tras instaurar un órgano secreto bajo su control, creó gran disturbio en el sistema de administración financiera del Estado al comprar los metales preciosos con enormes fondos extraídos del bando violando la ley estatal.

Desde el año 2009, distribuyó a sus súbditos las fotos obscenas para introducir el modo de vida capitalista en el interior del país y llevó una vida degenerada y lujuriosa derrochando por doquier el dinero.

Sólo en el año 2009, Jang malgastó más de 4 millones 600 mil euros sacados de su arca secreta y frecuentó hasta al casino en el extranjero, lo cual permite conocer cuán corrupto y degenerado era él.

Partiendo de su extremada ambición del poder, intentó obstinadamente echar sus garras hasta en el Ejército Popular pensando estúpidamente que movilizándolo, podría ejecutar con éxito el golpe de Estado.

En el proceso de interrogatorio, expuso su siniestra intención de traidor de peor calaña diciendo así: «pretendí que el ejército y el pueblo se pongan descontentos con el actual poder haciéndoles pensar que éste no toma ninguna medida aunque se tornan catastróficas la actual situación económica del país y la vida del pueblo» y el «blanco de golpe de Estado es el Máximo Dirigente».

En cuanto a los medios y métodos de golpe de Estado, declaró sin escrúpulos como sigue: «Pensé ejecutar el golpe movilizando a los cuadros militares que conozco bien o las fuerzas armadas controladas por mis hombres cercanos. No conozco bien a los cuadros militares recién nombrados, pero conozco a los nombrados anteriormente. Pensé que si se empeoran más las condiciones de vida de los habitantes y militares, el ejército puede sumarse también al golpe de Estado. Creí que me seguirían los súbditos como Ri Ryong Ha y Jang Su Gil, que trabajaban en el departamento donde yo estuve, y quise convertir en mi colaborador al encargado de la institución de seguridad del pueblo. Supuse que yo podría utilizar a otros hombres.»

A la pregunta sobre el tiempo de golpe y qué quiso hacer después de eso, Jang confesó: «No tuve una fecha exacta del golpe de Estado. Pero, quise tomar el cargo de premier cuando fuera arruinada totalmente la economía y esté a punto de colapso el Estado. Pensé que si lograba ser premier, resolvería ciertos problemas de vida con enormes fondos acumulados hasta ahora por varios conceptos para que los habitantes y militares me vitoreen, y se ejecutaría así sin complicaciones el golpe de Estado.»

Él tuvo la estúpida idea de que después de la usurpación del poder, el «nuevo régimen» podría obtener en corto tiempo el «reconocimiento» de los países extranjeros aprovechando su sucia imagen de «reformista» dada en el exterior.

Todos los hechos demuestran fehacientemente que Jang Song Thaek es el traidor y vendepatria sin par que en adhesión a la política de «paciencia estratégica» y «estrategia de espera» de EE.UU. y la banda de traidores surcoreanos, vino recurriendo desde hace mucho tiempo a los medios y métodos más astutos y siniestros para descomponer y derrumbar desde adentro la RPDC y tomar el máximo poder del partido y el Estado.

En el curso de pesquisa de la Corte Militar Especial del Ministerio de Seguridad Estatal de la RPDC quedaron revelados los abominables y asquerosos crímenes cometidos por él contra el partido, el Estado y el pueblo.

La época y la historia registrarán para siempre y no olvidarán nunca los horribles crímenes de Jang, enemigo del partido, la revolución y el pueblo y peor traidor a la patria.

El linaje del monte Paektu no se cambiará jamás aunque transcurra mucho tiempo y se sucedan muchas generaciones.
Nuestro partido, Estado, ejército y pueblo reconocen únicamente a Kim Il Sung, Kim Jong Il y Kim Jong Un.

Nuestro ejército y pueblo no perdonarán jamás a los que quieran sustituir el linaje del Paektu por algún individuo rehusando la dirección única del Mariscal Kim Jong Un y desafiando a su autoridad absoluta.
Sean quien sean y dondequiera que estén escondidos esos sujetos, los encontrarán todos para someterlos a la sentencia severa de la historia y castigarlos implacablemente en nombre del partido, la revolución, la patria y el pueblo.

La Corte Militar Especial del MINSEE de la RPDC comprobó que el complot, cometido por el acusado Jang para derrocar el Estado y el poder popular de la RPDC siendo cómplice ideológico de los enemigos, constituye el crimen correspondiente al artículo 60 del código penal de la RPDC.

Condenando y denunciando categóricamente en nombre de la revolución y el pueblo a ese ambicioso político, conspirador y traidor sin par, la Corte le condenó a la pena capital en virtud del artículo 60 del código penal de la RPDC.

La sentencia fue ejecutada en el acto.

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53 respuestas a La escoria humana Jang y otros pecados desviacionistas

  1. Sara Mago dijo:

    Quizá la palabra «neurosis» parezca excesiva o suene peyorativo. Tampoco es que sea un «enfermo» (aquí coloca la palabra que más te guste), pero si tiene una «manía» muy acusada con el tema de las enfermedades. Por un lado es clara la intención de llamar la atención de los demás (como el niño que pide afecto), por otro lado es un comportamiento «compulsivo» y reiterativo, que no puede controlar, y que termina por hacerle daño a si mismo (pues la ansiedad la genera la manía). A esto siempre se le ha llamado «neurosis», que pueden ser más o menos dañinas en la gente que las padece. Pero está claro que la única manera de mitigarlo es lo que hace mi cuñada, de distraerlo en otras cosas para que no se de tanta importancia a si mismo.

    El trastorno de ansiedad no es más que un síntoma (como pueda ser el autismo) de muchas enfermedades neurológicas, no solo de la «neurosis». Yo, como te dije una vez, tengo ansiedad crónica (es endógena, neuronal, y solo se puede mitigar, pero no curar), pero el problema que padezco es la hiperactividad. Tiene otros síntomas (peores) como son la falta de atención en ciertas actividades, o el movimiento compulsivo de las piernas o los pies cuando estoy en reposo. Solo hay dos «actividades» que consiguen que «desaparezcan» los síntomas: la lectura (estoy totalmente concentrada si me interesa lo que leo), y sobre todo la música (tanto si la escucho, como si soy yo quien la hace). Sin embargo no tengo ninguna «manía» acusada. Yo creo que él también es hiperactivo, pero con acusadas manías.

    El celíaco, en efecto no es un enfermo. Puedes tener predisposición genética a la celiaquía (tener los dos alelos de la celiaquía o uno solo), pero no desarrollar la enfermedad. Eso es lo que le pasa a él. Ahora bien (y este es su problema), se comporta como si la hubiera desarrollado: no como nada que tenga gluten cuando a él no le hace ningún daño. Y por extensión, tiene otros muchos desórdenes o «manías» alimentarias, que le pueden provocar otros problemas como la falta de determinadas vitaminas o proteínas (también se ha hecho medio vegetariano). Es un caso clínico. Por eso hay que andarse con mucho tiento, y lo que hay que hacer, es desviar hacia otros temas sus conversaciones sobre la salud.

    Guardar registros u otras cosas es una manía cualquiera. Como coleccionar cosas, o no tirar nada (el célebre «síndrome de Diógenes», que yo no se porque se llama así, puesto que Diógenes precisamente viajaba sin nada). Pero vamos, ¿quién no tiene ninguna manía? No quiero decir que haya manías normales o anormales; si la manía no perjudica a nadie (incluido tu mismo), es incluso hasta sano tener alguna manía; los antropólogos dirían que es un mecanismo de supervivencia que nos lleva a la adaptación.

    Yo si me fío de lo que me diga un médico. No porque lo considere una especie de Dios que todo lo sabe (a veces, en efecto no dan con lo que tienes); supongo que es porque no presto mucha atención a mi salud (a menos que realmente esté muy enferma), o porque suelo tener una salud excelente. Prestas más o menos atención a lo que dice los médicos, en función de lo que llegues a «obsesionarte» con cualquier síntoma que tengas (y de la importancia que te das). La «hipocondria» a veces tiene mucho que ver con la «autocompasión». Y a esto me refería con lo de «observarse» o autobservarse. Para estar todo el día viéndote síntomas, tienes que darte mucha importancia (si, ser muy egocéntrico, o tener mucho amor propio), y además tener una cierta distorsión de la realidad. Con el tiempo, se convierte en manía.

  2. Dr. Pointer dijo:

    ¿La ansiedad la genera la manía? No lo creo, yo tengo muchas manías y no me genera ninguna de ellas ansiedad. Todo lo contrario, me liberan de ella. Me produce ansiedad el daño que la gente se hace o que me puedan hacer a mí. La verdad, las manías no. Hablo por mí, naturalmente, pero he comprobado que en muchísima gente es exactamente igual.

    Además, para manías, las de Espe, Gallardón, Rajoy, Wert, y resto de anormales tarados. Manía de querer ser más que los demás, de tener privilegios a costa de derechos de otros, de sembrar injusticia, de robar, de estafar, de engañar, de mandar. Eso sí es un espectro patológico destructivo y autodestructivo, casi como un virus, porque es una etología que se propaga, contaminando. Digo yo, no sé. Lo de lavarse las manos compulsivamente o ponerse guantes de látex para limpiarse el culo al lado de esto creo que convendrá conmigo que es una puta mierda irrelevante.

    Bueno, entonces según usted la NSA es la octava maravilla del mundo de la neurosis. No tiran absolutamente nada. A ver, porque mezclar cosas no lleva a ninguna parte. Acumular compulsivamente es una cosa, guardar registros relevantes no es acumular ni mucho menos compulsivamente. Yo no me apunto los medicamentos de terceros, exclusivamente los que me he tomado yo. No es gran información, sólo un pasquincito y unas líneas, fechas y número de lote. No he tomado tantos medicamentos en mi vida como para que esa información ocupe mucho más que un sobre de cartas.

    Usted por ejemplo no guardará los recibos de los cajeros (automáticos), suponiendo que tenga tarjetas y las use, pero recuerde que el banco sí lo hace. Esa información a la que usted se refiere como «síndrome de Diógenes» debe ser valiosa, porque los individuos se les anima a no guardarla cuando grupos, organizaciones (estatales o no) sí lo hacen. Y no las suyas, las de todos. Debería revisar este punto, en mi opinión. Ya le he dicho que otra cosa es que sea materialmente imposible llevar un registro de todas las llamadas telefónicas que hace, porque en poco tiempo serán decenas de miles, pero le insisto que no pierda de vista que SUS llamadas están registradas en alguna parte, a la que usted ni siquiera tiene acceso.

    «Síndrome de Diógenes» se entiende, incluso médicamente, por almacenar mierda, la verdad. No información correctamente clasificada y accesible. Yo creo que una vez más usted ve el mundo por su embudo y punto pelota. No se lo tome a mal.

    Los médicos son seres humanos. Usted misma puede comprobar, para una consulta cualquiera, como el diagnóstico de un médico privado y el de un médico del sistema de sanidad público pueden ser de tan divergentes, antagónicos. Por ejemplo, yo he ido al dentista y he salido con unas sugerencias que ascendían a varios miles de euros, tras consultar acto seguido con el dentista de la seguridad social (que sólo hace extracciones y diagnósticos, nada más), me ha dicho que si quiero tirar el dinero, que se lo dé a él, que tirarlo por el váter es tontería. Que vamos, que si hay que tirarlo, se tira, pero para ná, ya sabe. Y aquí estoy con todos mis piños, sin haberles hecho absolutamente nada (aparte de lavarlos cuando toca). Si yo soy muy comprensivo, yo entiendo que quien tiene una consulta que entre cacharros, créditos e hipotecas tiene que devoler chorrocientos mil euros a 20 años la cosa impone lo que impone, pero es que no me apetece (ni puedo) invertir a mayor gloria del sistema bancario.

    No sé si me explico.

  3. Sara Mago dijo:

    Creo que no me has entendido bien. Yo misma te dije que si la manía no perjudica a nadie (ni a ti mismo), es incluso sano tener alguna manía. Es que todo el mundo las tiene: dormir con la persiana completamente bajada, o con las puertas abiertas, trajinar con la televisión encendida sin pretar atención, etc. Hay muchas manías. Pero yo hablaba de manías compulsivas, digamos «alarmantes», que cuando no puedes satisfacer generan ansiedad o lo pasas mal (como por ejemplo no poder dormir). A esta clase de «maniaco» se le llama «neurótico». En cambio, lo que me dices de los políticos no es una cuestión de manías, es cuestión de que son gentuza.

    Guardar registros o recibos de cajeros es una manía tonta (yo no lo hago) en comparación con el «síndrome de Diógenes» (estos neuróticos llenan su casa hasta arriba con cosas completamente inútiles, incluso que recogen de la calle y almacenan). Si a ti las manías no te generan ansiedad ( a mi tampoco), es precisamente como he dicho, porque la manía es un mecanismo de supervivencia. En realidad, podemos cambiar la palabra por la de «costumbre», y se entiende mejor lo que digo.

    Te explicas muy bien en lo que dices del dentista. Sin embargo la salud dental es importante, porque si tienes infecciones que no tratas, puedes terminar peor. Y al final te termina saliendo más caro. Otra cosa, es que se trate de ponerte implantes. Muchas veces te los quieren poner solo para sacar más pasta. Es un negocio.

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