El circo de Netanyahu incluye a los ultras de costumbre

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Una de las tradiciones más respetadas en la política israelí bajo Netanyahu consiste en que la formación de un Gobierno de coalición se convierte en un espectáculo de circo en el que los potenciales ministros del Likud se ven abocados a una humillante carrera de relevos. Sus aspiraciones se ven cercenadas por las prioridades del primer ministro. La más importante, no puede haber ningún dirigente del partido que adquiera el estatus necesario para convertirse en un posible rival en el futuro.

Netanyahu consiguió una clara victoria en las elecciones de marzo. La formación del Gobierno parecía un trámite, pero al final todo se complicó. El exministro de Exteriores Lieberman renunció a formar parte de la coalición, y eso le dejó a Netanyahu con 61 diputados sobre un total de 120. No resulta una mayoría muy cómoda para afrontar cuatro años. Por eso, el líder del Likud decidió guardarse el comodín de la cartera de Exteriores con vistas a añadir a algún otro partido a la coalición, si eso fuera posible. Varios dirigentes del Likud que aspiraban a ese puesto se tuvieron que conformar con carteras menores. Así que ahora Netanyahu es primer ministro y ministro de Exteriores al mismo tiempo.

Otros puestos ya están cubiertos, los de los partidos que forman parte de la coalición de gobierno. La mejor aportación procede del partido ultraderechista La Casa Judía, liderado por Naftali Bennett. Aporta al viceministro de Defensa, Eli Ben-Dahan (que resulta ser rabino), cuyo cargo le da la máxima responsabilidad sobre lo que se llama la Administración Civil de los territorios palestinos, todo lo que tiene que ver con su control que no esté bajo la jurisdicción de los militares. Algunas de sus frases que revelan lo que se puede esperar de él:

–«Para mí, (los palestinos) son como animales, no son seres humanos».

–«El alma de un judío es más valiosa que la de un gentil, incluso si es homosexual».

Otro miembro distinguido es Ayelet Shaked, la nueva ministra de Justicia. Se hizo conocida cuando colgó en su página de Facebook el texto de un artículo de otra persona que deja claro qué es lo que se debe hacer con los palestinos:

«Detrás de cada terrorista hay docenas de hombres y mujeres, sin los cuales no podría implicarse en el terrorismo. Todos son combatientes enemigos y están manchados de sangre. Eso también incluye a las madres de los mártires, que les envían al infierno con flores y besos. Deberían seguir el destino de sus hijos, nada sería más justo. Deberían desaparecer, así como las casas en las que educaron a las serpientes. De otra manera, crecerán más serpientes».

El Gobierno de Netanyahu no será muy diferente al anterior, pero el discurso racista de algunos de sus miembros agradará a buen seguro a buena parte de la sociedad israelí.

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