The Guardian prescinde de una viñeta de Steve Bell contra Netanyahu

Esta viñeta de Steve Bell no ha aparecido en The Guardian, el periódico con el que colabora desde hace décadas. Salen Binyamín Netanyahu y Theresa May –el primer ministro israelí visitó Londres hace unos días– y en el centro, en el interior de una chimenea, una imagen de Razan al-Nayar, la voluntaria sanitaria muerta por el disparo de un francotirador israelí en Gaza. La viñeta está inspirada en esta foto de la reunión.

Bell envió dos emails a la redacción, el segundo a la directora Katharine Viner, por la decisión. En este último, escribió: «No puedo entender en absoluto las críticas a la viñeta que empiezan por centrarse en ‘estufas con leña ardiendo’, ‘hornos’, ‘holocausto’ y otras tonterías relacionadas con los nazis. Eso no era para nada lo que tenía en la cabeza cuando la dibujé. No tenía ninguna intención de establecer una comparación entre Gaza y los asesinatos masivos de los judíos europeos».

Bell recuerda que el lugar es la sala donde siempre recibe May a los visitantes extranjeros para la foto oficial y que la imagen de Razan es conocida. Las llamas son «simbólicas», porque también se sabe que ella murió de un tiro.

Obviamente, la intención simbólica es denunciar la falta de interés de los gobiernos europeos en la situación de Gaza y las muertes de un centenar de palestinos en las movilizaciones de la Marcha del Retorno. Este viernes hubo otros cuatro muertos y entre los heridos un periodista, el fotógrafo de AFP Mohamad al-Baba.

Por el contenido del email de Bell, hay que suponer que la viñeta no se publicó ni en papel ni en la web por decisión de Katharine Viner al considerarla antisemita o por la simbología de situar a la joven palestina en la chimenea. Pero es sólo una especulación porque desconocemos la respuesta de Viner, si la hubo, y el periódico no ha dado una versión en público.

En 2012, The Guardian consideró un error publicar una viñeta de Bell en la que aparecía Netanyahu controlando a Tony Blair y William Hague como si fueran marionetas. Esa es una imagen que Bell ha empleado con otros políticos.

La polémica ha pasado desapercibida en los medios británicos, incluidos aquellos que no dejan pasar una oportunidad para criticar a The Guardian.

Cualquier director de un medio tiene derecho a no permitir que se publique un artículo, o una viñeta, que considere que no llega al nivel de calidad necesario. O porque defiende unos principios que son inaceptables, un asunto más delicado ya que puede ser definido como censura política.

Es lo único que impide de momento tachar directamente de censura la no aparición de la viñeta, aunque es legítimo es sospechar que eso es lo que ha ocurrido. The Guardian ha preferido no decir nada. Un medio de comunicación está obligado a dar una explicación a sus lectores si el asunto trasciende en público fuera de la redacción, o al menos es habitual que lo haga.

«No creo que tenga un derecho divino a que mi trabajo se publique tal y como venga, y siempre estoy preparado para asumir críticas con argumentos», escribió Bell.

La trayectoria de Bell en The Guardian es amplísima. Su tira cómica If comenzó a salir en el periódico en 1981. Desde mediados de los 90, publica con frecuencia la viñeta principal en las páginas de opinión. Ha recibido varios premios y es casi una institución en la prensa británica, y no porque su estilo sea amable y relajado. La viñeta de arriba es hasta un poco convencional comparada con las brutales imágenes que dedicaba a Tony Blair y George Bush. Sobre el uso de sangre en su trabajo, ha hecho un uso copioso a lo largo de años.

No es que Bell sea un artista polémico, es que sólo puede ser polémico. El otro viñetista del diario, Martin Rowson, tampoco se corta mucho en sus visiones terroríficas de muchos responsables políticos.

A falta de explicaciones públicas, hay que pensar de momento que esta viñeta no salió porque el objetivo era el primer ministro de Israel.

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