Tres portadas y una ballesta

Un crimen terrible en un instituto de Barcelona pone a prueba a los periódicos a la hora de elegir sus titulares de portada. Es una noticia dramática, sin duda, que despierta el interés de mucha gente. Ha salido el día anterior en todos los informativos de televisión, por lo que hay que suponer que la mayoría de los lectores de diarios ya la conocen antes de verla en el papel. ¿Por dónde deciden ir entonces los periódicos?

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El Mundo da la palabra al asesino. Es la táctica habitual de la prensa sensacionalista. Ante un hecho así, siempre resulta más impactante centrarse en el autor del crimen y convertirlo en protagonista.

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El Periódico prefiere confiar en las palabras del profesor que impidió que el menor de 13 años atacara a nadie más. Lo hace porque sirve para poner la noticia, por terrible que sea, en el contexto adecuado, al menos hasta que se conozcan más datos.

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El País se lleva al premio del mayor despiste o quizá ignorancia. No hay aparentemente intención sensacionalista, pero el titular tiene como resultado crear más alarma. Un crimen es un hecho aislado por definición (sería distinto si ocurriera una vez al mes), pero alguien cree que lo ocurrido en Barcelona «eleva a un nivel insólito» un problema que no existe, al menos a este nivel de gravedad. Los colegios españoles no son un lugar en que los alumnos acuchillen habitualmente a profesores. El acoso, los casos de agresiones que sí se dan, con ser preocupantes, no alcanzan el nivel de lo ocurrido en Barcelona.

Ya para el nivel del delirio queda la portadilla interior de El Mundo con una ilustración a toda página. A falta de fotos sangrientas, siempre se puede recurrir a una ilustración de película de terror. El dibujo no se corresponde a los hechos, tal y como han sido descritos por los medios (por ejemplo, el profesor fue asesinado fuera del aula), pero en estos casos es mejor que el artista deje volar su imaginación.

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