Amnistía Internacional denuncia crímenes de guerra rusos en Siria

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Amnistía Internacional ha hecho público un informe para denunciar los bombardeos rusos en Siria por su carácter indiscriminado contra la población civil (el texto íntegro en inglés del informe puede encontrarse aquí). La intervención militar de Moscú tiene entre sus prioridades atacar las zonas controladas por los grupos insurgentes en las provincias de Idlib, Homs y Alepo, en especial el primer caso, escenario de la mayor victoria de una coalición de estos grupos, encabezada por el Frente Al Nusra, sobre el Ejército sirio en el último año.

«Los ataques aéreos de Rusia en Siria han matado a cientos de civiles y han provocado una destrucción masiva en zonas residenciales, alcanzando viviendas, una mezquita y un mercado en plena actividad, así como instalaciones médicas, en ataques sistemáticos en los que se aprecian indicios de violaciones del derecho internacional humanitario, ha dicho Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy».

Imágenes tras un ataque sobre la ciudad de Duma (fotos).

Amnistía se fija en seis ataques realizados en las ciudades citadas entre septiembre y noviembre de 2015. 200 civiles murieron y, según la organización de derechos humanos, también una decena de combatientes. «Algunos bombardeos aéreos de Rusia parecen haber ido dirigidos directamente contra la población civil o bienes de carácter civil, al haber atacado zonas residenciales sin ningún objetivo militar evidente, e incluso instalaciones médicas, hiriendo y matando a civiles. Tales ataques pueden constituir crímenes de guerra», afirma Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

El Gobierno ruso afirma que todos sus ataques tienen como objetivo «grupos terroristas», pero en las imágenes conocidas en las últimas semanas es habitual ver que los bombardeos afectan a barrios donde viven civiles y que son escasamente selectivos. Calles enteras se ven afectadas por la destrucción (vídeo). Entre las víctimas, hay jóvenes en edad militar, pero también numerosos niños y personas de edad avanzada.

Los equipos de rescate recogen cuerpos de niños tras un bombardeo ruso en Bidama, provincia de Idlib.

Uno de los casos estudiados es el del bombardeo sobre la localidad de Ariha, en la provincia de Idlib, con tres misiles que impactaron en un mercado, que mató a 49 personas (foto del mercado destruido).

«‘En un momento la gente comenzó a gritar, olía a quemado y todo era un caos.  Los niños de una escuela primaria cercana salieron corriendo despavoridos […] había cadáveres por todas partes, decapitados y mutilados’, cuenta Mohammed Qurabi al Ghazal, activista local de medios de comunicación, recordando la imagen de una mujer que había perdido a su marido y sus tres hijos sentada llorando junto a una fila de 40 cadáveres.  Sus hijos estaban en bolsas. «Todavía no he podido superarlo», añadió.»

Los grupos que controlan Idlib han recibido ayuda de Turquía en los últimos años. Los ataques aumentaron después de que un caza turco derribara un avión ruso al que Ankara acusó de haber penetrado en su espacio aéreo. Rusia lo negó y respondió con una serie de represalias económicas contra el Gobierno turco.

Amnistía también cita otro ataque, en la provincia de Homs, donde murieron 46 civiles, entre ellos 32 niños y 11 mujeres que se habían refugiado en un sótano. «En las imágenes de vídeo del lugar después del ataque no hay indicios de presencia militar. Los expertos en armas que analizaron las imágenes del ataque afirmaron que el tipo de destrucción indicaba el posible uso de bombas de aire-combustible (conocidas también como «bombas de vacío») un tipo de armas particularmente propenso a causar efectos indiscriminados cuando se utiliza cerca de civiles».

El Ministerio ruso de Defensa ha respondido al informe de Amnistía con 17 tuits en inglés y un largo artículo en Facebook también en inglés.

«Amnistía Internacional declara con seguridad que no había radicales en las zonas donde se produjeron los ‘supuestos ataques aéreos rusos’. Pero no pueden saberlo ni comprobarlo. Se sabe que los yihadistas sirios actúan en unidades móviles utilizando los famosos pick-up Toyota con armas de gran calibre instaladas (en los vehículos). Los autores del informe deben saber que, incluso según la clasificación que hace el Ejército de EEUU, cada uno de esos vehículos es una unidad táctica y un objetivo militar legítimo. Por cierto, algunos de esos vehículos, como quedó probado, llegaron a Siria desde territorio de EEUU».

El Ministerio ruso acusa a Amnistía de no tener gente sobre el terreno que pueda confirmar esas denuncias, basadas en conversaciones telefónicas con residentes en las zonas atacadas. Llega a amenazar a la ONG con revelar sus fuentes anónimas si ellos no lo hacen antes. Y afirma que las denuncias de ataques rusos a zonas civiles se producen siempre después de que los norteamericanos hayan bombardeados otras zonas de las mismas características en Irak o Siria. El último caso al que se refiere se produjo hace unos días en Irak, donde un avión norteamericano mató a cerca de una decena de soldados iraquíes por error.

En resumidas cuentas, Moscú acusa a Amnistía Internacional de colaborar con el Gobierno norteamericano para desacreditar la intervención militar rusa en Siria.

Siete preguntas incómodas sobre ISIS y las guerras contra el terrorismo. Guerra Eterna, 15 noviembre.
Retrato de dos grupos insurgentes sirios (o por qué la guerra va a continuar). Guerra Eterna, 17 diciembre.

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