El Gobierno de Downton Abbey (zona noble)

Olvídense de The Sun y de Rupert Murdoch. Si hay un periódico al que los políticos británicos temen es al Daily Mail. Es el diario de las clases medias inglesas (inglesas, no británicas), muy leído por mujeres y con las dosis perfectas de demagogia y populismo para cabrear con suma facilidad a sus lectores contra el Gobierno. Vende unos dos millones diarios de ejemplares y gana dinero.

Al Daily Mail no le ha gustado el presupuesto presentado ayer en el Parlamento por el ministro de Hacienda, George Osborne, aunque en el editorial no se muestra tan crítico como en la elección de la portada. La reducción del tipo máximo del impuesto de la renta del 50% al 45%, insistentemente solicitado por la prensa conservadora, ha obligado a rascar en los bolsillos de los jubilados. El Mail elige las palabras para sus titulares cuando está cabreado con la misma delicadeza con que Freddy Krueger trinchaba a sus víctimas. Pickpocket quiere decir carterista.

Es un «presupuesto de los millonarios», en definición de los laboristas, que tienen ahora munición de sobra para incidir en la crítica de Cameron y Osborne como políticos arrogantes y egoístas de la clase alta en términos que durante la campaña electoral de 2010 no llegaron a arraigar en el electorado.

Ya lo llaman el «granny tax». Un impuesto a las abuelitas. Y va el Telegraph y lo pone en su titular de portada, aunque en otras circunstancias el periódico más tory de Gran Bretaña hubiera aplaudido a rabiar el descenso de la presión fiscal. The Sun tampoco parece muy entusiasmado. Obviamente, para el antitory Mirror, Cameron y Osborne sólo son una pareja de rateros y matones.

¿Más sangre? The Independent abre con «Cut! Cut! Cut!», lo que dio lugar ayer a uno de los mejores chistes sobre titulares en mucho tiempo. Alguien decía que la portada llevaba una triple errata. Deberían haber escrito «Cunt! Cunt! Cunt!». Cunt es uno de los peores y más vulgares insultos que se pueden emplear en inglés.

The Times es el único (dejando un lado al FT que incluso así abre con las críticas al presupuesto y no su descripción) cuya primera página no es completamente crítica. Pero, aparte de la imagen del ministro con la motosierra, define la decisión como una apuesta. Otros reducen las posibilidades de éxito del Gobierno a mucho menos del 50%. Fue el «momento kamikaze» de Osborne.

Los liberales demócratas no se han alzado en armas porque recibieron un hueso sabroso. Se elevó el mínimo exento fiscal a 9.205 libras anuales (unos 11.000 euros). Dos millones de personas que antes pagaban impuestos dejarán de hacerlo. Su promesa de campaña era que ese mínimo llegue a 10.000 libras. Quizá lo consigan antes del fin de la legislatura si, como parece probable, hay en el horizonte otro descenso del tipo máximo al 40%.

Cameron y Osborne se han pasado casi dos años de legislatura dudando sobre el momento en que reducir el tipo máximo del IRPF desde el 50%, aprobado por los laboristas unos meses antes de abandonar el poder. Al principio, estaba descartado por la necesidad de reducir el déficit presupuestario, pero sobre todo porque era un elemento clave del discurso de Cameron, simbolizado en la frase «We’re All In This Together». Los tories no iban a desplumar a las clases medias y bajas para satisfacer a sus amigos millonarios. Los niños ricos del Club Bullingdon no pretendían financiar los dispendios de los ricos residentes de Downton Abbey al precio de esquilmar a sus sirvientes.

Las cuentas no salían para financiar la rebaja fiscal, así como el descenso del impuesto de sociedades al 24%, y hubo que echar mano de jubilados y de las ayudas sociales por hijo, (que pueden llegar a 2.500 libras al año –unos 3.000 euros– para las familias con tres hijos).

Los damnificados en estos cambios suelen reaccionar con alaridos como si fueran a caer en la indigencia. La clase media británica, siempre dispuesta a protestar por los subsidios que caen en el regazo de las clases bajas, inmigrantes o desempleados, aún goza de un apoyo público que los españoles nunca han visto. Ejemplo: si ninguno de los cónyuges gana más de 50.000 libras al año, esa familia mantendrá el subsidio de 2.500 libras por tres hijos. Si ganan 98.000 libras (49.000 cada uno), aún recibirán esa generosa ayuda.

También se puede hacer una reflexión sobre las inmensas ventajas que ha disfrutado en el Reino Unido la generación de las personas que ya están jubiladas (la generación de Pete Townshend, como dicen en este artículo) frente a los que tienen ahora en torno a 60 años, no digamos ya los jóvenes, que lo van a tener mucho más crudo: menos salarios, menos pensiones, mayor edad de jubilación, etc. Pero al final, sin olvidar el hecho de que las pensiones británicos son inferiores a las de países como Francia o Alemania, lo que no se puede obviar es el impacto  político de esas medidas.

En otras palabras: los jubilados siempre votan, o al menos votan en un porcentaje mayor que otros colectivos. Nunca es buena idea cabrear a tus mejores clientes.

El Gobierno de Cameron y Osborne, con la guinda exótica de los liberales demócratas, se ha dedicado a recortar, recortar y recortar el gasto público sin mucho que ofrecer en las áreas económicas que puedan generar crecimiento. Un año creciendo un 0,8% de media asegura doce meses de noticias malas o sólo muy moderadamente buenas. Transitas por ese camino sin muchos sobresaltos cuando tienes un discurso sólido ante el que se estrelle una oposición sin un mensaje claro, que es más o menos lo que ha ocurrido en los últimos 18 meses. Cuando los encuestados achacan sus penurias tanto al actual Gobierno como al anterior y no se fían mucho del mensaje económico de los laboristas, o quizá del mensaje sí, pero no de sus mensajeros.

Ese tiempo de licencia se va acabando. Nada es eterno en política. Los tories sabían antes de las elecciones, y no tenían inconveniente en confesarlo, que iban a ser tremendamente impopulares en el primer año de gobierno, pero que luego las cosas mejorarían. Para su sorpresa, ese primer año fue bastante plácido. Para su horror, el segundo año no está generando optimismo y el tercero se avecina sombrío.

Ian Birrell, que escribió discursos para la campaña de Cameron en 2010, sostiene que Osborne ha cometido un error que supone «un misil contra seis años de modernización tory». Más allá de las cantidades reales que el Estado ingresaba gracias al 50%, y el hecho de que el periodo de tiempo en que ha estado en vigor no permite muchos análisis comparativos, la medida obliga al Gobierno a competir en un terreno de juego más propicio para los intereses de la oposición.

Por muy exagerada que sea la imagen, la estampa de Osborne sisando a las abuelitas obligará a Cameron a acentuar el gesto de ‘a mí me duele tanto como a ti’. No funciona cuando los votantes están enfurecidos.

20.20

Un tema importante que había olvidado. Los cambios introducidos en los tramos fiscales han hecho que 1,3 millones de personas con ingresos no excesivamente altos de 41.450 libras al año entren ahora en el tipo del 40%. Para ellos, no hay descenso de presión fiscal, sino todo lo contrario.

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3 respuestas a El Gobierno de Downton Abbey (zona noble)

  1. Nuño dijo:

    Muy buen artículo. Yo, la verdad, sigo sin entenderlo. Sí, me hago una idea del peso que tiene la City entre los políticos de allá, pero esto me parece pasarse. ¿Qué base electoral forman los que ganan más de 170.000 euros? ¿No sirve con ponerles deducciones a medida como aquí?

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